Cómo «prevenir» la alergia primaveral
La primavera ya está aquí, lo que significa más horas de luz, temperaturas agradables y naturaleza en todo su esplendor. Sin embargo, no es una estación tan grata para las personas que sufre alergia primaveral, más bien al contrario, es una época crítica.
Y no se trata de un problema minoritario; más de cinco millones de españoles sufren alergia a los pólenes y experimentan síntomas alérgicos en estos meses del año: «Ocho millones y creciendo».
España es un país problemático porque existen concentraciones prácticamente de todos los pólenes importantes debido a sus condiciones climatológicas: gramíneas, pólenes de los árboles (olivo, roble, plátano de sombra, abedul) y el polen de las malezas (paritaria, salsola, plantago). Durante el periodo de polinización, una sola planta produce miles de granos de pólenes y, con el viento, circulan en el aire alcanzando grandes distancias.
La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic) no hace una previsión halagüeña para esta primavera. En el primer trimestre del año se ha observado un comportamiento atípico de la polinización de las plantas cupresáceas, características de esta época y confirma que las inusuales altas temperaturas vividas desde finales de enero en el país han provocado un adelanto del pico de polinización.
La detección de las personas con alergia primaveral es relativamente sencilla, reparando en los síntomas o bien observando si la persona de forma reiterada solicita antihistamínicos que no precisan prescripción médica. Cuando existen síntomas de alergia, la normal general es que existe alergia y, por tanto, amerita de un diagnóstico para confirmar la sospecha.
LOS SÍNTOMAS DE LA ALERGIA
La alergia no suele causar dolor de garganta, fiebre ni flemas. Produce estornudos y mucosidad líquida, pero no tos de pecho. El catarro no cursa con picor de garganta y lagrimeo en los ojos. Por eso es importante preguntar bien por los síntomas, si los ha sufrido otras veces, si los tuvo el año pasado en primavera, si ya ha tomado un antigripal y no le ha quitado la congestión y el malestar.
Las enfermedades causadas por la alergia a pólenes son conjuntivitis, rinitis y asma. El paciente puede sufrir una de estas afecciones, las dos o las tres. Lagrimeo, la sensación de tener una arenilla en el ojo, estornudos, muchas veces encadenados, mucosidad generalmente acuosa, congestión o taponamiento de nariz, picor de garganta, dificultades respiratorias, pitidos en el pecho o disnea, son algunos de los síntomas en los que hay que fijarse.
MEDIDAS HIGIÉNICOSANITARIAS
Como pautas generales, se les aconseja a las personas con alergia primaveral evitar una estancia prolongada y la actividad física innecesaria en parques, jardines y zonas de arbolado, sobre todo si hace viento, mantener las ventanas de la casa y especialmente del dormitorio cerradas, ventilar la habitación al atardecer y realizar pulverizaciones de agua antes de acostarse.
Son útiles las gafas de sol para proteger la mucosa conjuntival y la mascarilla para escudar las mucosas respiratorias, incluso con una quirúrgica es suficiente. También es bueno evitar los ambientes con mucho humo, sea por tabaco o por contaminación, porque inflaman el sistema respiratorio, y los cambios bruscos de temperatura porque pueden desencadenar la rinorrea.
Durante los viajes en automóvil hay que mantener las ventanas cerradas para impedir el impacto del aire sobre la cara. Los filtros que incorpora el sistema de aire acondicionado pueden ayudar a que no entre el polen en el habitáculo. Asimismo, significa el valor protector que puede otorgar una alimentación sana y variada: se ha demostrado la relación que tienen el eje digestivo y el sistema inmunitario. Una buena alimentación es importante para tener un sistema inmunitario potente y una microbiota rica, con probióticos y prebióticos, que nos proteja.