Del 20% al 40% de la población sufre este trastorno nasal, según la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL)
La rinitis alérgica es una enfermedad muy común, generalmente estacional y, a menudo, de carácter crónico. No resulta dolorosa, pero sí molesta, por el tipo de síntomas que provoca y que obligan a tener el pañuelo siempre a mano.
Aunque en primavera es cuando más alérgenos encontramos por la cantidad de plantas que florecen, también puede producirse en otras estaciones.
La primavera ha llegado acompañada de más horas de luz, un aumento de las temperaturas, la floración de muchísimas especies de plantas y también de un gran número de síntomas muy molestos para las personas con algún tipo de alergia.
En concreto, y según la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL), entre el 20% y el 40% de la población sufre rinitis alérgica, un trastorno nasal caracterizado por la inflamación de la mucosa nasal a consecuencia de una reacción alérgica desencadenada por sustancias que hay en el ambiente a las que el paciente está sensibilizado.
Los síntomas
Son similares a los de un resfriado, aunque suelen durar más tiempo, tanto como dure la exposición al alérgeno que lo causa en cada persona. Los más comunes son congestión y secreción nasal acuosa, que puede darse tanto hacia los orificios nasales como hacia la faringe, así como picor de nariz y/o paladar. También puede haber estornudos consecutivos –llamados en `salva´, lagrimeo, enrojecimiento y picor ocular y tos.
Estas molestias se producen por la reacción del sistema inmune a ciertos alérgenos que suelen encontrarse en el aire y ser estacionales, como el polen de plantas, árboles y arbustos. En otras ocasiones, son alérgenos perennes, como los ácaros del polvo, el epitelio de los animales domésticos como perros y gatos o sustancias en el ámbito laboral.
Diez consejos para aliviar la rinitis alérgica
Si tienes alergia al polen, permanece en espacios interiores el máximo tiempo posible. Intenta salir lo menos posible los días de mayor concentración en el ambiente, al menos, de las cinco a las diez de la mañana y entre las siete y las diez de la noche, que son los intervalos en que más sube el nivel de polen. Así mismo, mantén las ventanas cerradas tanto en casa como durante los traslados en automóvil.
Si sales, protégete con gafas de sol y mascarilla. No olvides ponerte gafas de sol para evitar que el polen penetre en las mucosas de los ojos y es muy recomendable usar mascarilla para proteger nariz, boca y garganta. Cuando vuelvas a casa, dúchate y lava la ropa que has usado.
En caso de alergia al polvo, mantén bien ventilada la habitación. Asegúrate también de retirar el polvo de las superficies con un paño húmedo y de pasar el aspirador a menudo. Además, es conveniente que optes por una decoración sencilla en el hogar y por evitar las alfombras y peluches. Igualmente, recuerda lavar la ropa de cama a alta temperatura.
Cuidado con las mascotas. Tanto en el caso de tener alergia a los ácaros del polvo como al epitelio de los animales, lo ideal es no convivir con mascotas de pelo o pluma en casa. De lo contrario, la población de ácaros dentro de la vivienda aumenta, ya que estos insectos se alimentan de los restos orgánicos que desprenden las personas y animales (escamas, pelo…).
Realiza lavados de las fosas nasales diariamente. Puede ayudarte a eliminar las sustancias que irritan tu nariz. Para ello, irrígala usando un envase como una pera de goma o un aerosol de agua salada. También puedes inhalar el vapor de una ducha caliente para ayudar a aflojar la mucosidad de la nariz y eliminar la congestión nasal.
Suénate la nariz. Hazlo con regularidad para expulsar la mucosidad o los posibles irritantes, pero siempre con cuidado, suavemente y usando de forma alternativa cada fosa nasal. Así evitarás que se dañen el oído medio o las cavidades de los senos.
Bebe líquido en abundancia. Te ayudará a diluir la mucosidad nasal. Además, de agua, puedes tomar zumos, caldos e infusiones, pero evita las bebidas con cafeína.
Humidifica el ambiente. Si en tu casa o en tu trabajo el aire es demasiado seco, instala un humificador. Límpialo con regularidad, siguiendo las instrucciones del fabricante.
Usa la medicación de forma adecuada. Consulta con tu médico en caso de que los síntomas no desaparezcan, para valorar el uso de antihistamínicos, descongestionantes o aerosoles nasales u otros productos para aliviarlos. Si no tienes confirmación por parte de tu médico de que lo que sufres es una rinitis alérgica, no te automediques.
Cuidado con la conducción. Dado que algunos antihistamínicos producen somnolencia, no conduzcas ni manejes maquinaria peligrosa en caso de necesitarlos. Por el mismo motivo, se recomienda tomarlos antes de ir a dormir.
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