La glucosa, equilibrada
Hoy hablamos sobre la gran importancia de tener los niveles de glucosa en sangre equilibrados.

La glucosa, o azúcar, es el principal combustible del cuerpo. Esto significa que tu cuerpo, incluyendo tu cerebro, necesita glucosa para funcionar adecuadamente. De ella obtenemos la energía necesaria para todas nuestras tareas diarias y para concentrarnos en nuestras obligaciones.
Pero también para otros procesos biológicos en los que ni siquiera reparamos, como por ejemplo la multiplicación de nuestras células. A pesar de que necesitamos la glucosa como fuente de energía, una cantidad excesiva de glucosa en la sangre puede ser insana. Por ello, es de vital importancia mantenerla en sus niveles óptimos.
Calidad de vida: azúcar en equilibrio
Las subidas y bajadas en los niveles de azúcar son comunes y pueden ser graves, en el caso de los pacientes diabéticos, pero las personas sanas también pueden ver alterados sus niveles de glucosa en sangre. Se manifiestan con síntomas como fatiga, visión borrosa, mareos, sed… El antídoto contra ellos está en los hábitos saludables.
Aunque las bajadas y subidas de azúcar son frecuentes en personas con diabetes, los desequilibrios también pueden producirse en personas sanas y conviene no pasarlos por alto, porque repercuten en nuestra calidad de vida y, además, pueden ser indicador de algún problema de salud, la señal de alarma de un estado de prediabetes o incluso de diabetes. Se estima que, en España, dos millones de enfermos ignoran que lo son.
Si percibe síntomas como cansancio, adormecimiento, temblor, mareos o palidez puede que esté padeciendo un episodio de hipoglucemia, es decir, una bajada del nivel de azúcar en la sangre. Esto significa que la cantidad no es suficiente para darle a las células del cerebro o a los músculos la energía que necesitan para funcionar. Una disminución de la glucosa tendrá también efectos neurológicos, como visión doble o borrosa, dolor de cabeza o hambre desmesurada, entre otros.
Hipoglucemia
La hipoglucemia es más frecuente en personas con diabetes cuyo tratamiento con insulina o antidiabéticos orales puede, por falta de una ingestión alimentaria adecuada, provocar una caída brusca de los niveles de glucosa en sangre, pero también puede producirse por otras causas.
Sin embargo, la causa más común en personas no diabéticas es la hipoglucemia reactiva, que se produce cuando, después de una comida rica en carbohidratos copiosa y pesada, hay un exceso en la secreción pancreática de insulina en el cuerpo.
Hiperglucemia
La hiperglucemia, por el contrario, es un nivel más elevado que el normal de azúcar (glucosa) en la sangre. Se manifestará con aumento de la sed, sensación constante de hambre y de ganas de hacer pis –incluso durante la noche–, visión borrosa…
Puede estar causada por problemas de salud como un derrame cerebral, un ataque al corazón, pancreatitis; por algunas enfermedades crónicas, síndrome de ovario poliquístico, un antecedente de diabetes gestacional, obesidad o un estilo de vida sedentario. Puede presentarse por un periodo corto, o puede volverse una condición a largo plazo que, si no se pone remedio, tiene un alto riesgo de derivar en diabetes.
¿Cómo mantener el equilibrio?
Los niveles de azúcar fluctúan a lo largo del día en función de nuestros patrones de alimentación y nuestra actividad física, y un organismo sano sabe encontrar el equilibrio de manera natural. Pero si somos propensos a padecer picos bruscos es el momento de revisar nuestros hábitos, especialmente –como recomienda la Organización Mundial de la Salud– los que atañen al ejercicio y a la dieta, ya que la curva del azúcar depende directamente de los alimentos que ingerimos.