El 85% de las mujeres con síntomas de menopausia no recibe una terapia eficaz

Una revisión científica alerta de las lagunas de conocimiento para entender por qué surge la menopausia y cuál es el mejor abordaje terapéutico para las que sufren síntomas graves. En este post respondemos a preguntas comunes sobre la menopausia.

enfermedad autoinmune

La mitad del planeta ha pasado, pasa o pasará por la menopausia. Alrededor de los 50 años, la actividad ovárica de la mayoría de las mujeres cesa, la menstruación desaparece, se dejan de generar hormonas reproductivas y se produce una pérdida irreversible de la fertilidad. Pero, pese a su impacto en el ciclo vital de cualquier mujer, la menopausia sigue rodeada de incógnitas científicas y de estigma y silencio en la calle.

Una revisión científica publicada en la revista Cell ha repasado la evidencia disponible sobre la biología y las consecuencias de la menopausia y ha encontrado lagunas de conocimiento en por qué ocurre, cómo se manifiesta y cuál es el mejor abordaje terapéutico de los síntomas, como los sofocos, la sequedad vaginal o los cambios en el estado de ánimo. Aunque no se trata de un camino tortuoso para todas, este proceso vital puede llegar a ser incapacitante para muchas, señalan los autores. Y advierten de que más del 85% de las mujeres con síntomas menopáusicos no reciben un tratamiento eficaz y aprobado por las agencias reguladoras para tratarlos.

Sobre ese 85% de mujeres con síntomas sin tratamiento eficaz, la profesora Susan R. Davis, directora del Programa de Investigación sobre Salud de la Mujer de la Universidad de Monash (Melbourne, Australia) y autora del estudio, apunta a un fenómeno multifactorial de “reticencia, miedo, escaso conocimiento de la comunidad y de los proveedores de atención sanitaria, y escasa formación” de los profesionales de la salud. González coincide: “Hay muchísimas mujeres que dan los síntomas por normal y en países en vías de desarrollo no tenemos ni datos. Hay también mujeres a las que les da vergüenza hablar de determinados síntomas y no quieren exponerlos. Y, por otra parte, los tratamientos disponibles no son homogéneos entre países”.

¿Cuándo empieza la menopausia?


En la mayoría de los casos, la última menstruación marca un punto de inflexión claro: un año después de esta, se confirma médicamente la entrada en esta etapa vital. Pero todo el engranaje que pone fin a la actividad ovárica es más complejo y acostumbra a empezar antes, meses o, incluso, varios años atrás de esa última regla.

Alrededor de los 49 años es la edad de inicio de ese proceso menopáusico. Aunque puede haber menopausias precoces (antes de los 40) o situaciones médicas que alteren esta línea temporal —como la menopausia quirúrgica, por la extirpación de los ovarios, por ejemplo—, la edad de los 49 es bastante similar en distintas áreas geográficas y etnias, explican los autores de la revisión cientifica. En torno a esos años puede empezar a haber ya cambios menstruales, en la frecuencia o el flujo de los sangrados, y la mujer entra en la llamada perimenopausia, un bloque temporal que incluye esa transición inicial hacia la menopausia, la última regla y los 12 meses posteriores. En todas las etapas de esa transición a la menopausia, la mujer ya puede experimentar síntomas más o menos severos asociados a ese cese de la actividad ovárica.

¿Qué síntomas pueden aparecer?


Los sofocos, el insomnio, la sequedad vaginal y los cambios en el estado de ánimo son los más frecuentes. Desde las primeras etapas de transición a la menopausia ya se pueden experimentar algunos de ellos. En cualquier caso, tras la última menstruación, la prevalencia de los síntomas menopáusicos clásicos crece. “Estos incluyen el empeoramiento de los síntomas vasomotores (sofocos y sudores nocturnos), sequedad vaginal, empeoramiento del sueño y estado de ánimo adverso”, expone el estudio.

La prevalencia de cualquier síntoma vasomotor relacionado con la menopausia oscila entre el 53% y el 80% en todo el mundo. “El camino hacia la menopausia no es difícil para todas, pero para algunas los síntomas pueden ser graves o incluso incapacitantes y perjudiciales para el trabajo y la familia”, avisan los científicos. La duración de los síntomas vasomotores es variable, pero hay un estudio que calcula que se prolongan, de media, durante más de siete años y otras investigaciones australianas recogen que el 42% de las mujeres de 60 a 64 años y un tercio de las de 65 a 79 todavía los experimentan.

¿Cambia el estado de ánimo?


Sí hay cambios, pero los expertos advierten de que, en ocasiones, se asocia la menopausia con estados de ansiedad y depresión preexistentes. “Contraintuitivamente, se ha observado que las mujeres que tienen mucha ansiedad cuando entran en la transición a la menopausia experimentan una disminución de su ansiedad a medida que avanzan hacia la posmenopausia”, exponen los autores.

Davis concluye: “Para muchas mujeres, los síntomas vasomotores o los problemas de sueño, son los que causan este daño colateral. Para algunas, la irritabilidad, la ansiedad y la labilidad son directamente hormonales, como el síndrome premenstrual”.

¿Puede afectar a la vida sexual?


Sí. De hecho, otro de los síntomas habituales asociados a la menopausia es la atrofia urogenital, una afección crónica y progresiva que provoca síntomas molestos, como sequedad e irritación, y es una de las principales causas de disfunción sexual, explican los investigadores.

Los síntomas están relacionados con el descenso de estrógenos en la vagina, la vulva y el tracto urinario inferior. La prevalencia de estos cuadros urogenitales se estima en el 70%. “Los síntomas urogenitales de la menopausia están infradiagnosticados e infratratados. Las mujeres pueden dudar en informar estos síntomas, posiblemente porque creen que son esperados con la edad”, recoge el artículo de Cell.

¿Con la menopausia se engorda?


Esta situación vital provoca “cambios perjudiciales en el sistema metabólico”, asumen los investigadores. “Durante la transición menopáusica se observa comúnmente un aumento de la grasa corporal, particularmente de la grasa visceral”, apuntan.

Los autores señalan también que acostumbra a haber un descenso de la actividad física en mujeres de mediana edad y se genera un descenso del gasto energético. Esto es, unos cambios corporales y en el estilo de vida que tienen implicaciones cardiometabólicas adversas. Pero los investigadores admiten que “no está claro cómo y si esta modificación del equilibrio energético en la mediana edad” está asociado con el descenso de los estrógenos. “La redistribución de la grasa hacia las regiones abdominal y subcutánea coincide con la transición a la menopausia, pero las observaciones de cohortes a largo plazo muestran que este proceso comienza mucho antes”.

¿Qué alternativas terapéuticas hay para tratar los síntomas más severos?


Hay varios tratamientos disponibles para aliviar los síntomas, como la terapia hormonal, fármacos no hormonales y remedios alternativos, pero no todo vale para todas y el acceso a estos preparados varía según los países. Los investigadores llaman a individualizar el abordaje terapéutico.

A propósito de las terapias alternativas, los autores advierten de que su eficacia, cuando se exponen a estudios serios, es muy limitada. Los más estudiados, dicen, son los suplementos de fitoestrógeno y el cohosh negro, pero las revisiones sistemáticas en los fitoestrógenos no encontraron beneficios para aliviar los síntomas vasomotores y tampoco el ensayo más riguroso sobre cohosh negro, con 351 participantes, demostró una mejora de síntomas respecto al grupo que tomó placebo. La acupuntura tampoco parece ser más eficaz que el placebo.

En cambio, exponen, “se ha demostrado que la terapia cognitivo-conductual reduce significativamente los molestos síntomas vasomotores y podría haber añadido beneficios para el sueño y el estado de ánimo”.

Otro remedio terapéutico es la terapia hormonal, eficaz para aliviar síntomas severos, como los sofocos, pero rodeada de controversia desde hace años. Concretamente, desde que en 2002 se publicó un estudio (el Women’s Health Initiative, WHI) que asociaba su consumo con un mayor riesgo de desarrollar cáncer y otras dolencias. Esos hallazgos se fueron puliendo y afinando, pero un poso de suspicacias ha quedado en la calle y en muchas consultas. Las sociedades científicas, con todo, tienen el debate zanjado: la terapia hormonal no es recomendable para prevenir enfermedades crónicas, pero sí para tratar síntomas severos de la menopausia, como los sofocos. No todas las mujeres, sin embargo, pueden tomar estos fármacos. La recomendación generalizada es que el perfil más adecuado son mujeres posmenopáusicas sanas, con síntomas vasomotores severos y menores de 60 años o que llevan menos de 10 años desde el inicio de la menopausia. Las contraindicaciones más claras en este grupo son tener antecedentes de cáncer hormonodependiente, de trombos, de accidentes cerebrovasculares o de infartos.

Descubre el estudio de la reserva ovárica, que determina la cantidad de óvulos fértiles que tiene una mujer y predice el inicio de la menopausia.

  • Es utilizado para la predicción del inicio de la menopausia, el momento en que una mujer deja de tener períodos menstruales.
  • También se usa para el diagnóstico de insuficiencia ovárica temprana (menopausia precoz).
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